Templo San Rafael del Parque

Templo San Rafael del Parque
Fachada de la Parroquia

San Rafael Arcángel

San Rafael Arcángel
Santo Patrono de Nuestra Comunidad Parroquial

Oración a San Rafael

"Glorioso Arcángel San Rafael, medicina de Dios, que guiaste a Tobías en su viaje para cobrar la deuda de Gabelo, le preparaste un feliz matrimonio y devolviste la vista a su anciano padre Tobit, guíanos en el camino de la salvación, ayúdanos en las necesidades, haz felices nuestros hogares y danos la visión de Dios en el cielo. Señor, que diste a tu hijo Tobías como compañero de viaje al Arcángel Rafael, concédenos la gracia de estar siempre protegidos por su custodia y asistidos por sus auxilios. Por Jesucristo Nuestro Señor, que vive y reina por siempre. Amén."

Bienvenidos Todos

La parroquia de San Rafael del Parque, les da la a todos los visitantes la màs cordial bienvendia a su blog oficial, esperando que sea de su agrado.

lunes, 25 de enero de 2010

¿Reuniones o confesiones?

¿Reuniones o confesiones?

Historia (imaginada) de un sacerdote que recordó que lo más importante es cuidar a las ovejas. Autor: P. Fernando Pascual Fuente: Catholic.net

El abad acababa de entrar a su oficina. Abrió la agenda con el programa del día.
9.00, reunión con el consejo del monasterio.
10.30, reunión de sacerdotes del sector.
12.30, reunión con los administradores de la zona.
15.00, reunión del obispo con los agentes de pastoral.
17.30, reunión para planeación de la catequesis.

Sonó el timbre de la sacristía. El abad estaba colocando varios papeles en su sitio, cuando se acercó el hermano portero.
"Ha llegado una señora anciana con un chico joven. Quieren hablar con un sacerdote".
"Diles que estamos ocupados, que vengan más tarde".
El portero se retira. A las 8.45, el abad se dirige a la sala de reuniones. Tiene que pasar por la sacristía. Allí seguían, en pie, la señora y el joven.
"Padre, perdone nuestra insistencia. ¿Podemos hablar un momento con usted?"
"Buenos días, buenos días. Perdonen, es que tengo un poco de prisa. Ahora debo ir a una reunión, y toda la mañana y la tarde voy a estar ocupado. ¿No pueden venir más tarde, cuando encuentren algún sacerdote libre?"
"Padre, es que llevo más de un año con deseos de confesarme. Nunca encuentro a un sacerdote en la iglesia, o si lo encuentro están siempre muy ocupados. Pero hoy no puedo dejar pasar más tiempo. Convencí a mi nieto para que viniese a confesarse o, al menos, a hablar un rato con un padre. Quizá es el momento de Dios, no habría que dejar pasar más tiempo. ¿No le parece?"
El padre abad sintió un poco de pena, pero es que las reuniones son tan importantes, y estaban programadas desde hacía tanto tiempo…
"Mire, señora, seguro que hacia mediodía encontrarán otro padre. El ecónomo salió de compras, el administrador ahora viene conmigo. El encargado de catequesis lleva unos días fuera en cursillos de actualización, pero cuando regrese estoy seguro de que les recibirá con mucho gusto".
"Padre, por favor, mi nieto está aquí ahora, pero a mediodía tiene que irse. ¿No es posible hacer algo, encontrar a alguien?"
El padre abad notó dentro de sí un movimiento de impaciencia. Tenía prisa. El reloj marcaba las 8.55. Pero había que mostrarse educado.
"Señora, lo siento… Seguro que habrá otra oportunidad… Quizá cuando vuelva su nieto, otro día…"
Como la señora hizo un gesto de insistencia, el padre decidió escapar directamente por la iglesia, para llegar más rápido a la sala de reuniones.
Al pasar por la capilla del Sagrario, hizo la genuflexión. Algo dentro de sí le dejó triste e inquieto. Como si Cristo le susurrase al corazón: "¿Vas a dar más importancia a las reuniones que a unas personas que han llegado aquí para pedir ayuda? ¿Para eso te escogí sacerdote?"
Fue como una lanzada profunda. Unas lágrimas asomaron por sus ojos. Repitió la genuflexión, y fue otra vez a la sacristía.
La señora y el joven estaban a punto de salir por la puerta lateral. El abad les dijo en voz alta: "Esperen, creo que hay una solución. Vuelvo en seguida".
Volvió al despacho y llamó al portero. "Cancela todas las citas que tengo en la mañana. Están anotadas aquí, en la agenda".
"Pero, padre, si ya el consejo está reunido para la reunión".
"Ahora hay algo más importante. Luego explico a todos lo que ha pasado".
Fue a la iglesia y se dirigió al confesionario de la izquierda. Daba pena verlo tan solo, tan triste, tan sucio. Rompió una telaraña y sacudió el polvo. Volvió a la sacristía y llamó a la señora y al nieto.
La luz del confesionario se encendió. ¡Todavía funcionaba! Tenía dudas el padre abad, pues desde hacía mucho tiempo que no se usaba ese lugar para lo que fue construido: para confesar…
Entró primero el joven. Estuvo tiempo, mucho tiempo, tranquilo, sin prisas. ¿Conversó o se confesó? Dios lo sabe. Pero el joven salió distinto, con una sonrisa como pocas veces se le había visto en los últimos meses. Al despedirse del padre abad, le dijo: "¿Sabe? Es la primera vez en mi vida que hablo con un sacerdote".
Luego entró la señora anciana. Quería estar poco tiempo, confesarse rápido, pues pensaba que el padre tendría mucha prisa. Pero se sintió extrañamente acogida, con más cariño que nunca. El padre abad le dedicó tiempo, mucho tiempo, como si ella fuese la persona más importante del mundo.
En la capilla del Sagrario, Jesús estaba muy feliz. Porque un sacerdote había recordado que lo más importante es cuidar a las ovejas. Y porque dos almas, de edades y mentalidades muy diferentes, habían tenido la ocasión de recibir una nueva señal del cariño inmenso que Dios tiene por cada uno de sus hijos.

Saludos cordiales a nuestros lectores
amigo y servidor
padre juan manuel ruiz

martes, 12 de enero de 2010

el alcoholismo y sus concecuencias

Parroquia de San Rafael del Parque
Tema: El Alcoholismo un problema.
Grupo Pastoral Familiar.
En México el problema del alcoholismo es el que mas daña a las familias. Según estudios del Instituto Sicoantropológico, publicados en el periódico excelsior del 7 de agosto de 1995, existen un poco más de cuatro millones de alcohólicos, en fase critica, es decir muy avanzada, de los cuales, por lo menos 250 mil están en camino de su autodestrucción, es decir, condenadas a muerte sin esperanzas de redención.
De esos cuatro millones de alcohólicos en fase crítica, un 25% son mujeres.
Según datos de la secretaria de Salud dice que: “ No serían suficientes los hospitales, consultorios, médicos y enfermeras de los sectores públicos y privados si en un solo día entraran en crisis las personas que pueden ahora ser consideradas como enfermos alcohólicos.
En nuestro país se incrementan casi libremente los establecimientos que expenden alcohol que ya superan los 250 mil. El 5.7% de la población mayor de 20 años padece alcoholismo.
EL ALCOHOLICO: Bebe por adicción, es decir, que por haber bebido alcohol con frecuencia y por mucho tiempo, aún contra su voluntad tiene que beber, se ve forzado a ello puesto que frente al deseo compulsivo de ingerir alcohol fracasa su voluntad de hacerlo.
Siente remordimiento después de haber bebido; se culpa de no haber podido dejar de beber.
Pierde interés y entusiasmo por los demás y por lo que le rodea, sólo le interesa la bebida.
Al no poder controlarse por no tener dominio de sí mismo, bebe más de lo que tenía pensado y gasta demasiado en alcohol.
EL ALCOHOLISMO: Es la situación que vive el alcohólico como consecuencia de su deseo desordenado e incontrolado de beber y que;
· Le impide llevar a cabo y conservar su empleo.
· Afecta sus relaciones con sus seres queridos en el hogar y en la sociedad.
· Deteriora su reputación ante los demás.
· Graves problemas económicos y morales.

lunes, 4 de enero de 2010

LOS SANTOS REYES


AMIGOS DE DIOS Y AMIGOS NUESTROS.

Unos Magos venidos de Oriente se presentaron un día ante el Niño Dios y le ofrecierón sus regalos: oro, incienso y mirra. Dones que se han tratado de interpretar de la siguiente forma: El oro como a Rey, El incienso, como a Dios, y la mirra, como a Hombre.
Tres personajes que según la tradición se llamaban: Melchor, Gaspar y Baltazar. Representan a todos los hombres, a toda la humanidad y llegan a dar las gracias al Redentor. Los dones fueron muy bien escogidos, muy apropiados.
Los magos querían decirle a aquel Redentro:"Bienvenido sea a nuestro hogar, a esta pobre tierra". Al menos algunos fueron a darle la bienvenida y las gracias.
Hoy Melchor, Gaspar y Baltasar somos tú y yo. Somos todos los hombres. Aquel Niño Dios ha vuelto para echarnos una mano. para redimirnos otra vez, -Que buena falta nos hace- ¿Qué regalos le hemos llevado?
No importa que no tengas oro, porque está muy caro hoy, pero sí tienes algo que vale más que el oro: " tu gratitud, tu amor"
No me digas que nunca le das gracias a Dios, que nunca te acuerdas de Él. ¿ Sabías que olvidarte de dar las gracias a quien te da todo es una gran falta de educación?.
Tú no haces eso con la persona que te saluda, preta dinero o te hace algún favor, ¿ por qué? Porque tienes educación.
Y ¿ qué le puedes regalar a Dios si no tienes incienso ni mirra? Quizá no los tengas, pero tienes lengua para dar las gracias por la vida, por tu familia, por tu cuerpo y tu alma, por tantas cosas en fin.

Saludos a todos los lectores
P. Juan M. Ruiz A.